martes, 14 de febrero de 2012

LA MATA QUE SÍ MATA


Nuestros bosques nativos están siendo colonizados por una planta exótica que puede extinguirlos. La llamamos con cariño ojo de poeta y es conocida en otras latitudes con una variedad de nombres que también denotan querencia: ojitos negros, Susana de los ojos negros, ojo de Venus, anteojo de poeta.

Es una mata herbácea, de la familia de las acantáceas y del género de las thumbergias, denominadas así en reconocimiento al botánico sueco Carl Peter Thumberg. Su nombre especifico, con todos sus apellidos, es Thumbergia Alata Bojer ex Sims var, y es nativa de África. Está catalogada como parásita, y es  –como se indica en algunas publicaciones que la describen– vivaz, persistente, trepadora e invasora. Sin embargo, a pesar de tener estas características que nos pondrían en alerta si se tratara de una muchacha de sangre y huesos, y no de savia y ramas como es su caso, y de que muchas personas  –entre ellas biólogos y botánicos– saben del daño que está haciendo y la amenaza que representa, hay poca información sobre peligro que encarna si se sigue reproduciendo sin control.

Amparada en   su  encanto natural, adornada con flores de cinco pétalos de color anaranjado, con un profundo ojo negro en el centro, no sólo se libra de ser combatida, sino que seduce a los inadvertidos que con fines estéticos y bienintencionados la cultivan en sus jardines o parcelas y le permiten propagarse a su amaño. Para colmo, una vez que llega a una región se afinca en ella, sin necesitar de manos que la siembren. Valiéndose de sus semillas aéreas y saltarinas, de rápida germinación, va invadiendo terrenos y conquistándolos. Por su condición rastrera original repta sobre hierbas y rastrojos, y busca altura trepando sobre cuanta maleza, mata, arbusto o árbol encuentra a su paso, para escapar del sombrío y optimizar su fotosíntesis.

Viajera incansable y promiscua, tal vez no hay país que esta atractiva planta no haya visitado, pero no en todas partes se ha propagado como una “mala hierba” ni ha hecho de las suyas. En territorios con climas muy contrastantes, no ha podido proliferar y se ha limitado a permanecer en interiores o en invernaderos, bajo condiciones especiales. Estando a la intemperie no sobrevive a los inviernos con bajas temperaturas ni a los veranos muy cálidos. Por eso allí se considera una mata anual, que germina en ciertas estaciones del año y que no representa amenaza. En Colombia, debido a sus zonas intertropicales, se ha naturalizado y ha encontrado un hábitat bastante propicio para su propagación permanente: una tierra rica en humus y un clima sin estaciones, lo que le ha permitido convertirse en una planta perenne, que germina y se reproduce todo el año.

Esta coqueta extranjera, que parece “vestida para matar”, alcanza en ocasiones hasta ocho metros de altura y abraza la vegetación que va encontrando a su paso, con una maraña de lianas, hojas y flores tan tupida que una vez se ha instalado en los bosques y los envuelve, se hace muy difícil de erradicar. Para lograrlo se requiere –labor para titanes ecologistas y amantes del medio ambiente– entrar en la espesura, arrancar sus tentáculos de raíz y destruirlos para que no germinen. Además se debe hacer limpiezas periódicas, pues por más exhaustiva que sea la intervención siempre quedarán raíces y semillas que brotarán de nuevo.

Es preocupante la invasión del ojo de poeta en varios parajes de Antioquia, sobre todo en los municipios del Oriente. Esta planta conquista a diario  árboles y bosques que morirán por su abrazo si quienes los albergamos en nuestros predios y disfrutamos de sus bondades no enfrentamos esta amenaza y tomamos medidas para detenerla. Es urgente que su cultivo se restrinja a materas, jardines o terrenos donde pueda ser supervisada. Aún estamos a tiempo de evitar un daño ecológico de una magnitud incalculable.

Resultado de imagen para ojo de poetaHace unos años, cuando sin ser invitada brotó junto al portón de la casa en donde vivo, me cautivo y la hospedé con cariño. Le permití brotar sin control hasta el día que vi caer el arrayán que me era más querido, al que la había dejado subirse porque con su tramposo juego seductor parecía adornarlo mientras lo iba ahogando, A partir de esa pérdida me he dedicado a monitorear su reproducción vertiginosa y devastadora.  

A quienes deseen sumarse a esta campaña, los invito a interactuar en esta página  con sus testimonios y sugerencias. Podemos conformar grupos de guardabosques voluntarios, que al notar la presencia del ojo de poeta en nuestra flora nos trasmitamos la alarma y sugiramos  cómo atacarlo. E  incluso, si se requiere, hacer brigadas de limpieza.


Sería de gran ayuda, además, que el Ministerio del Medio Ambiente, las corporaciones autónomas regionales, los jardines botánicos, el Instituto Humboldt, las ONG que trabajan en pro del medio ambiente y las juntas de acción comunal de los municipios y veredas donde ha germinado esta mata que si mata, se sumaran a esta campaña para alertar a la comunidad del peligro que representa, y que los medios de comunicación ayuden a difundirla. Si nos descuidamos, el ojo de poeta va a arrasar buena parte de nuestra biodiversidad vegetal, con la mengua consecuente de la fauna y los recursos hídricos.

viernes, 13 de enero de 2012

REPTA, TREPA, ABRAZA Y LOS ASFIXIA.

Testimonio gráfico de varios árboles y bosques infestados de ojo de poeta, que se encuentran en los municipios de Medellín, Santa Helena, Envigado y El Retiro. Me pregunto que están haciendo las autoridades de dichas localidades para proteger su medio ambiente de esta plaga que, si nos descuidamos, va a acabar con los bosques   nativos y que tendrá como consecuencia una mengua de la flora, la  fauna y las aguas.


 Árboles, arbustos, plantas y rastojo, plagados de ojo de poeta, en un bosque perteneciente al municipio de Medellín.




 También invade la cuenca de la quebrada que bordea la vía El Retiro - La Fe.



 Y pulula en la cuenca del rio Pantanillo, que durante un tramo   corre paralelo a la carretera que va de La Ceja hacia El Retiro.



Y es tan voraz que se come hasta los puentes.

   Y campea en la vereda Perico, perteneciente al municipio de Santa Helena. 
Y en Envigado se traga la vegetación.

domingo, 1 de enero de 2012

PLAGIO A FAVOR: El 14 de febrero de 2012 hice llegar al periódico El Colombiano el artículo con que inicié este blog, titulado "Esa bella extranjera de ojos negros". Un periodista de dicha casa editorial se atribuyó el derecho de reencaucharlo y publicarlo con su firma el 4 de abril de ese mismo año. Aquí adjunto dicho artículo que, parasito o no, cumplió el objetivo de alertar a la comunidad sobre el peligro que entraña esta mata que si mata. Gracias José F. Loiza Bran.

Tras los ojos de un poeta parásito

Las autoridades ambientales advierten del poder dañino de la enredadera conocida como ojo de poeta: desplaza especies nativas y seca árboles.
Por JOSÉ F. LOAIZA BRAN | Publicado el 4 de abril de 2012
Se dice que sus versos llegaron de África y florecieron para embellecer el campo en Antioquia donde el clima lo permitiera. Sin embargo, ahora amenazan ahogar el paisaje del Oriente y de otras regiones del departamento.

Se trata del ojo de poeta, o susanita de ojos negros, una enredadera de menudas flores amarillas con centro oscuro, que ha sido incluida por las autoridades ambientales en la lista de especies invasoras.

Según Nancy Quintero , coordinadora del área forestal de Cornare en el Valle de San Nicolás, el ojo de poeta o Thunbergia alata -su nombre científico- "está en los predios o en cercos vivos, es como una maleza que está en todas partes. Sube por el tallo de cualquier árbol y lo empieza a secar", advierte.

Según los hallazgos de esta tecnóloga forestal, la planta es cultivada por ser bonita y porque hace algún tiempo era recomendada para cubrir de manera rápida un sitio desprovisto de naturaleza. "Pero es una especie muy invasora que ha empezado a entrar en los ecosistemas de bosque natural y a desplazar otras especies nativas, ese es el problema", afirma.

Lo que esconden
El investigador Eduardo Calderón Sáenz, del Instituto Alexander Von Humboldt, uno de los teóricos que ha estudiado las especies invasoras en el país, diferencia las más antiguas de aquellas introducidas a partir del siglo XX.

"Las primeras son relativamente bien conocidas en sus manifestaciones y efectos, mientras que las segundas nos pueden deparar todavía muchas sorpresas", señala el experto.

El concepto se podría aplicar a esta planta de flores como múltiples ojos, que ahora revela efectos perversos.

Cornare prepara un plan de manejo para controlar la propagación del ojo de poeta en su jurisdicción. Sin embargo, Nancy Quintero aseguró que ya existe una resolución del Ministerio del Medio Ambiente, que considera la planta entre las especies invasoras: un punto de partida para tomar medidas.

Otras invasoras
Pero no solo en el Oriente antioqueño, la reproducción del ojo de poeta amenaza el ecosistema. Documentos de Corantioquia reportan su proliferación en Amalfi, Andes, Bello, Caramanta, Envigado, Fredonia, Heliconia, Hispania, Medellín, Pueblobello, Pueblorrico, Salgar y Valparaíso, en lo que corresponde a su jurisdicción. Y tampoco se trata de la única especie invasora contra la cual hay recelo y esfuerzos para controlar su propagación.

Según el director de Ecosistemas de Corantioquia, Juan Lázaro Toro , en lo que respecta solo a vegetales, la entidad tiene documentadas 30 especies consideradas invasoras en el departamento.

La lista incluye plantas ornamentales como la cresta de gallo o la siempreviva, flores como el botón de oro o el cartucho, pastos como el velludo o la gordura, árboles como la acacia japonesa o la pimienta rosada e incluso algunas consideradas medicinales como el higuerillo.

No obstante, explicó el ingeniero forestal, que en el análisis que se hace sobre cada especie antes de tomar medidas de control se tiene en cuenta también la utilidad que algunas de estas plantas ofrecen como en el caso de los pastos.

Sobre este punto, Nancy Quintero advirtió el problema que genera la dispersión de árboles como el ciprés o la acacia hacia bosques nativos, donde su presencia abre la puerta hacia la explotación del área para el aprovechamiento de la madera.